No hubo trípode ni hubo mando a distancia. Las vi desde el coche. Había cientos de ellas posadas junto al agua. Como llevaba varios días tratando de conseguir que se fueran en desbandada, paré. Baje sin hacerme notar y cuando estaba a una distancia prudencial, me puse a correr dando gritos que hasta mi mujer, que quedó en el coche, y yo, nos asustamos del enorme jaleo que armé. Y después a disparar rápidamente para que la bronca hubiera servido para algo. Pero no os creáis, que éstas de ésta foto, son de la segunda tanda, porque no todas se fueron con la primera. Un momento genial. Lo haría todos los días si estuviera por allí.
Cinematográfica... as duas!
ResponderEliminarBeijo.
Bonitas fotos, pero no sé hasta que punto molestar a tal cantidad de gaviotas. Ellas sólo están tratando de alimentarse. La verdad, no soy partidario de molestar para sacar mis fotos. Sólo hay que tener un poco de empatía, aunque sea animal. ¿Que tal si invirtiéramos los papeles?
ResponderEliminarCon todo el respeto, un saludo de otro aficionado.
Fernando, no pensé que mi acción fuera una molestia hacia ellas, sino tan solo un juego más. Muchas veces, ellas solas levantan el vuelo para buscar otra ubicación en la playa y no creo por tanto que mi acción les ocasionara ningún trauma de cualquier índole. No obstante, he de reconocer, que no había considerado en ningún momento, verlo desde ese punto de vista. Gracias por tu comentario.
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